Linea Oeste

La calle de la charolería

16/03/2015
La calle de la charolería

Elegimos la calle porque era oscura y debajo de los árboles de la esquina podíamos ver si alguien venía por Guardia Nacional o por Manuel Artigas.

Ella me abrazó y esa mirada ansiosa que yo conocía no se convirtió en palabras, o por lo menos las que yo esperaba, sino en excusas por no haberse acordado de mi cumpleaños.

- No importa Susana lo bueno es que nos estamos viendo.

Vimos venir un auto por Manuel Artigas y nos aplastamos contra la pared de la curtiembre, los árboles y la oscuridad nos protegían.

Nos miramos y años después yo encontré una foto de la escuela, estaba ella, estaba yo y un montón de adolescentes, fue una de las pocas cosas que quedaron de Susana. Pero buscando y buscando, también encontré las fotos de mi cumpleaños de quince y estábamos las dos, las que habíamos sido.

Esa  noche  junto  con  el olor de curtiembre que se hacía insoportable,  olíamos  también  el miedo  agazapado  en  todos  los rincones y mirábamos hacia ambas calles por si veíamos venir un auto. Nos  abrazamos  largamente  y  yo sabía que ella sabía pero que no podía decir nada, y ella sabía que yo sabía pero que tampoco podía decir nada.

Fue un abrazo intenso, no podía separarme de ella, y fue Susana la que dijo:

- Nos tenemos que ir, andá vos primero.

Salí caminando hacia Juan Bautista Alberdi y tomé el primer colectivo que apareció sin mirar para atrás.

Eran los años de plomo, habiendo sido destituido un gobierno constitucional, que nueve meses más tarde hubiese tenido que llamar a elecciones, fue sustituido por una junta militar que anuló todos los derechos democráticos e instaló un estado de terror, todo ello unido a un maquiavélico plan económico.

Para muchos de nosotros, la muerte, la tortura, la desaparición. O el destierro, el silencio. Una atroz muerte en vida.

Por todo eso no supe de Susana en muchos años, hasta cuando Inés me dijo:

-  Susana está desaparecida. Volví  a  la  calle,  la  curtiembre estaba  renovada,  un  poco  más alegre, pero sigue conservando ese aire siniestro que no sé si se lo dan las   ventanas   tapiadas   o   la inmensidad del edificio.

Busqué a la familia de Susana pero fueron muy reticentes, no los culpo, una desaparición  forzada determina las conductas más inesperadas en cada familia.

Se me dificultó saber qué había pasado con ella por no ser familiar directa.

Con mucho esfuerzo pude reconstruir la historia hacia atrás.

Yo cumplí años ese viernes 20 de agosto de 1976, nos vimos en la calle de la charolería el viernes 27 de agosto y el domingo 29, ella junto a otros compañeros fue secuestrada en la zona de Tropezón. Llamé varias veces más a la familia, hasta que me di cuenta que tenía que respetar sus decisiones aunque no las compartiera.

Publiqué varios años en Página 12 un aviso que decía, después de sus datos “Vengo a rescatarte de la muerte y el olvido porque tu lucha no fue en vano.”

Voy a seguir publicando el aviso, voy a seguir caminando por la calle de la charolería.

Porque siento que ella allí sigue viva, tan viva como la última noche.

Alejandra Denis


Publicidad

  • Av. Rivadavia 10950
    4641-7000
Es el Visitante N°: 1024

Contáctenos

Correo electrónicos:

lineaoeste@yahoo.com.ar

Redes Sociales

Síguenos en: