Linea Oeste

Villa Luro un barrio con historia

15/05/2014
Villa Luro un barrio con historia

Las historias barriales, con sus geografías  y  pasiones son una fuente de inspiración permanente para los poetas, quienes  a  través  de  sus vivencias, sentimientos e inspiración logran convertir a la vida barrial en poesía. Son numerosos los ejemplos que se pueden citar al respecto, podríamos mencionar a manera ilustrativa entre otras composiciones obras como “Sur” creación de quien decía “pude ser hombre de letras, pero preferí escribir letras para los hombres” Homero Manzi , “Almagro” de Vicente San Lorenzo e Ivan Diez,“Caserón de Tejas” con su recuerdo nostálgico para el barrio de Belgrano de Sebastián Piana y Cátulo Castillo, “Café la Humedad” para evocar a la esquina de Gaona y Boyaca de Cacho Castaña y finalmente el vals “Los cien barrios porteños” de Carlos Petit y Rodolfo Sciammarella, quedando el mismo grabado en la memoria popular a partir de esa interpretación inigualable, realizada por un autentico símbolo de Villa Luro, el cantor Alberto Castillo.

Los villalurenses nos vimos reflejados en una poesía escrita por Nicolás Olivari, la cual fue publicada en el año 1929, en su libro de poesías el Gato Escaldado, con el nombre de Canción Ditirámbica a Villa Luro, el citado poeta había nacido en la ciudad de Buenos Aires un 8 de septiembre de 1900 y falleció en la misma el 22 de septiembre de 1966 , a lo largo de su vida publicó las siguientes novelas : “El hombre de la baraja y la puñalada “ (1933), “El almacén” (1959), libros de poesías como “La amada infiel” (1924), “ La musa de la mala pata” (1926), “Los poemas rezagados” (1946) también fue autor de los siguientes cuentos “Carne al sol” (1922), “La Mosca verde” (1933), “La noche es nuestra” (1952),” Un negro y un fósforo” (1959), Mi Buenos Aires Querido (1966), fue guionista de cine en la película “El morocho del Abasto”, escribió letras de tango entre ellas “Murallón” y “La Violeta”, trabajó como periodista y colaboró con los grupos de Florida y de Boedo los cuales se disputaban la hegemonía intelectual de la época, sin adscribir a ninguno de ellos, del primero incorporó una tendencia a la experimentación y del segundo los temas con mensaje social

A partir de su observación a los cambios que ocurrían en la ciudad Olivari se expresaba de una manera especial con su Canción

Ditirámbica a Villa Luro:

Villa Luro, yo no fui un extraño entre tu barro,

ni  tampoco  el  forastero  de  tus charcos;

fui la sombra que en cenefas de tu luna

entró  en  la  cordial  rojez  de  tus ladrillos.

Villa Luro, transitando tus inéditos crepúsculos

te  asomaste  entre  banderas  de remate

que  servirán  de  trapo  para  las revoluciones,

mientras   son   tus   chirolas   de suburbio

los  milagrosos  mil  ladrillos  que prometen

las triquiñuelas de los rematadores.

Villa Luro: tanto barro como para moldear el mundo,

y  el  verde  Nilo  de  tus  pastos proletarios

forman  el  sendero  que  nuestros pasos pierden

en el paréntesis de tus charcos.

Villa Luro: te endoso cuatro frases puntiagudas

porque te odio con amor salvaje, con esta raza de odio que es amor dentro de mi pecho para toda mi ciudad

Vila Luro: al compás de tus perros gemebundos

erizo los vellos de mi asombro,

cuando mi brazo gigantesco

cuelga una luna podrida en tus talones.

Villa Luro: latas sifilíticas criban tus senderos,

barro cual de honras alfombran tu misterio,

y la luna, en las huellas, deja lenta su   luminosa   traza   de   celestial babosa.

Villa   Luro:   complejidad   de   lo sencillo

lacrimoso   rasguear   de   las guitarras

en tus muchos velorios,

con agua de tus charcas son las abluciones

que me lavan de las Antologías.

Villa Luro: tu venosidad de mapa me hostiliza

esta vieja peste de vagancia,

y tus guijarros fabrican en mi verso la Via Appia de las constelaciones.

Villa Luro: Pampa en saldos, gleba a cachos,

en crepúsculos inéditos me diste tu belleza,

en estaño de palabras yo pago la otra vuelta…

Si analizamos el contenido de esta poesía y la comparamos con los tiempos actuales se desprende de ella con claridad los cambios producidos en el barrio, sociales, urbanísticos y culturales, la misma describe el paisaje y los comienzos de sus pobladores en esa década del veinte , un valioso aporte para comprender el origen de un nombre, que luego se convertiría en un símbolo barrial, me refiero al estadio de fútbol del Club Atlético Vélez Sarsfield el glorioso y mítico “ Fortín de Villa Luro”.

Inaugurado un 16 de marzo de 1924, el mismo se ubicaba en la calle Basualdo 436, fue producto del espíritu creativo y el talento del director de deportes del diario Critica el periodista Hugo Marini quien publicó en ese medio el día 13 de julio de 1932 el siguiente titular ¿San Lorenzo Hará Rendir Mañana el “Fortín” de V. Luro”? gestándose de esa manera el acta de nacimiento del Fortín.

En tiempos en que era común poner apodos a los clubes, Marini fue un especialista en esa tarea, de su pluma surgieron nombres como los “Los diablos rojos” para Independiente y “El Ciclón” para San Lorenzo, fue el  que cubrió la gira de un  equipo  argentino  por Europa, algo poco común en esos tiempos, la de 1925 realizada por Boca Juniors, a partir de sus comentarios que se publicaban en Critica termina convirtiendo a la misma en una causa nacional, aumentando con ello la tirada y venta de ese diario, generando así la popularidad para un equipo hasta ese momento amateur perteneciente un club de barrio.

¿Cuáles fueron los motivos para que Marini utilizara la palabra Fortín? existen varios elementos y tal vez la suma de todos ellos fuera lo que incidiera en esa decisión. El lugar donde se encontraba ubicada la cancha, como bien describe Olivari en su poesía, “ tanto barro como para moldear al mundo y el verde Nilo de tus pastos proletarios” o “Pampa en saldos gleba a cachos”, reflejan una imagen de una zona despoblada y con pocas construcciones. El campo de juego un reducto muy difícil para los equipos visitantes, al que consideraban como una fortaleza invencible y por último la tensión política que se vivía en esos momentos en Latinoamérica con los  acontecimientos  previos  a  la guerra por el Chaco Boreal entre Bolivia y Paraguay, cuyo desarrollo se da entre 1932 y 1935. Fue en esa zona selvática en que ambos países comenzaron a instalar fortines militares, los mismos eran asediados en forma permanente,  ocupados y luego vueltos a recuperar en enfrentamientos sangrientos por ambas partes, lo que llevó a que esa palabra “Fortín” fuera utilizada frecuentemente en las noticias de primera página en los medios de comunicación.

Adolfo A. Arana ( fecha de nacimiento 26-9-1857 - fecha de fallecimiento ll-7-1926) a pedido de una comisión de amigos y familiares del extinto militar (el cual estaba vinculado con el barrio de Flores, concretamente con el Club de  Flores  del  cual  fue  su presidente) que querían homenajearlo a cien años de su nacimiento. El argumento utilizado y que se desprende del citado decreto para justificar esta designación, refiere a su larga y eficiente  participación en la conquista del desierto, precisamente con este criterio terminaron alterando la identidad original del lugar al superponer hechos históricos diferentes que no guardan relación alguna entre sí, de esa forma también se comenzó a perder ese símbolo barrial representado por el mástil de la paz.

Todo esto ocurrió en el marco de una sociedad atemorizada, en donde imperaba el silencio, generándose de tal manera las condiciones adecuadas para concretar este hecho, por parte de un grupo de intelectuales, algunos de ellos vinculados con la Junta de Estudios Históricos de Flores.

En la actualidad es la Asamblea Barrial de Villa Luro quien levanta y defiende las banderas de la identidad barrial en ese sentido y mediante los mecanismos de la democracia participativa con la intervención de la legisladora Delia Bisutti se dio inicio al expediente 1061-D-2012 el cual se encuentra en la comisión de Cultura de la Legislatura Porteña, proponiendo el nombre del tratado internacional que generó la paz entre ambos países conocido como “Paz del Chaco” para el citado lugar, teniendo en cuenta lo que establece la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en su capítulo sexto, cultura, artículo 32 en donde dice “Esta Constitución garantiza la preservación, recuperación y difusión del patrimonio cultural, cualquiera sea su régimen jurídico y titularidad, la memoria y la historia de la ciudad y sus barrios” considerando que este es el primer paso a dar para lograr luego que el mástil de la Paz sea declarado Monumento Histórico Nacional y como bien dice el título de este artículo “Villa Luro un barrio con historia”, pero también con memoria.

Jorge Luis Santiso


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