A modo de presentación publicamos una pequeña parte del libro "Divina Tuberculosis", de Elsa Rossi Raccio, vecina del barrio de Liniers. La única enfermedad que inspiró a poetas y escritores.
La tuberculosis es una enfermedad infectocontagiosa diseminada ampliamente por todo el mundo. Sus orígenes se pierden en la historia, puesto que se han encontrado indicios de lesiones tuberculosas en esqueletos de la Edad de Piedra y del Antiguo Imperio Egipcio.
Setecientos años antes de la Era Cristiana, textos médicos de la Mesopotamia hacen referencia a pacientes que “continuamente tosen y con frecuencia escupen sangre”, en clara alusión a la tuberculosis pulmonar.
Esta patología tampoco fue ajena a los pueblos mediterráneos ya que, descripta por los mejores autores de la medicina grecorromana, estos aceptaban la existencia de la tuberculosis en Grecia antes de las guerras del Peloponeso (431-404 a.C. ).
En los primeros siglos de nuestra era, en los textos clásicos de la medicina china se pudieron encontrar descripciones clínicas afirmando el carácter transmisible de la enfermedad. Si bien la tuberculosis fue conocida desde la antigüedad grecorromana, su importancia como enfermedad endémica comenzó en la población europea a fines de la Edad Media paralelamente con el crecimiento de la vida urbana, y alcanzó su máximo desarrollo en el siglo XVII.
¿Por qué Divina?
Divina tuberculosis, vos fuiste de otros tiempos fielmente inspiradora y difícil es pensar que alguien te adora, si la estela que dejaste es tan triste.
Amillones de vidas elegiste: tu función era muy propagadora.
¿Pensaste alguna vez que el mundo llora por estragos que otrora cometiste?
A poetas y escritores, vos seguiste junto a artistas, vos fuiste iniciadora de esa moda tan lánguida que ahora la ciencia manifiesta que perdiste.
Divina eras antes y pudiste con tu embrujo ser arrebatadora de amores, y creías salvadora de pasiones que a tu paso vos vertiste.
Continuará.
Elsa Rossi Raccio
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