Linea Oeste

Un riel y un viaje en la historia: de Villa Luro a Laferrere

23/11/2016
Un riel y un viaje en la historia: de Villa Luro a Laferrere

casa construida en el año 1911 por Pedro Olegario Luro, conocida
como el castillo, en la estancia San Huberto provincia de la Pampa 
y que luego fuera remodelada por su posterior dueño Antonio Maura

En el año 2011 los villalurenses festejamos los cien años de vida de nuestro barrio, al considerar la fecha 1º de diciembre de 1911 como “dia del barrio de Villa Luro” esta celebración surgió por iniciativa de la Junta de Estudios Históricos de Villa Luro,  en recordación a la inauguración del apeadero Villa Luro ubicado en las vías del ex ferrocarril del oeste en su intersección con las calles Cortina e Irigoyen durante la intendencia del Dr. Joaquín Samuel de Anchorena (un poderoso hacendado, administrador de la estancia La Merced en el territorio de La Pampa propiedad de su madre Mercedes Riglos de Anchorena, ahí formó su estancia San Joaquín un establecimiento rural moderno), en base a estos antecedentes nació un proyecto de ley que fue aprobado por la legislatura de la ciudad de Buenos Aires el 5-12-2002, dando origen a la  ley Nº 949.

El nombre de la estación según los relatos históricos evoca a la familia Luro, pues fué en el año 1890 cuando los  campos que pertenecieran a la Compañía de Tierras “La Territorial” pasan a manos de Pedro O. Luro, quien a posteriori  subdivide los mismos, procede a la apertura de calles y gestiona ante las autoridades del ferrocarril la instalación de una estación en sus tierras, todo ello impulsado por la necesidad de valorizar las mismas al precio  de solares urbanizados, para luego proceder a su loteo y venta, en momentos de gran demanda de tierras en la ciudad debido al crecimiento de su población, concretando de tal forma un gran negocio.

A partir de la creación del apeadero, surgen dos historias una anterior y otra posterior a la misma, de la primera a manera ilustrativa se pueden destacar entre otros hechos los siguientes: la gestión comercial de las tierras como se mencionara anteriormente, la designación  de calles, agrupando las mismas con nombres de escritores, cumpliendo de esa forma con un fin educativo, una situación que se repite en otros barrios con nombres de ciudades europeas, de la provincia de Buenos Aires, fundadores de ciudades etc. la instalación de los talleres ferroviarios en el año 1904, la presencia del Hogar Obrero la primera cooperativa de viviendas del país con la construcción de sus  primeras cuatro casas en el año 1907,  la fundación un 1º de enero de 1910 del Club Atlético Argentinos de Vélez Sarsfield (actual Club Atlético Vélez Sarsfield) en el túnel de la estación ferroviaria Vélez Sarsfield (hoy Floresta), la extensión del tranvía eléctrico por la avenida Rivadavia hasta el vecino barrio de Liniers en el mes de junio de 1911, por parte de la Compañía Anglo Argentina, brindando con ello un servicio de transporte seguro y tarifa única de 10 centavos por viaje, una buena frecuencia horaria incorporando el servicio nocturno y el boleto obrero, beneficiando con un descuento del 50% a todo aquel que viajara antes de la siete de la mañana o tomara el último servicio que saliera de cochera antes de esa hora. El tranvía junto al ferrocarril oeste incidirían decididamente en el crecimiento poblacional del barrio.

La segunda historia se vincula directamente con la llegada a estos lugares despoblados de los inmigrantes, muchos de ellos escapando desde una civilizada Europa conmocionada por sus guerras sanguinarias, buscando en estas tierras un futuro y otros perseguidos por sus ideas políticas quienes traían consigo una larga experiencia en la lucha por las reivindicaciones obreras, quienes con mucho esfuerzo comienzan a construir su lugar en el mundo comprando un lote propio de terreno a pagar en cuotas sin intereses con  varios años de plazo, edificando  con sus manos muy de a poco, metro a metro, ladrillo a ladrillo sus propias viviendas que luego terminarían sus hijos, en ese lugar de la ciudad que todavía era campo. A continuación comienzan a tejer en el vecindario las primeres redes sociales en base a valores como la solidaridad, la amistad, la mutua ayuda y la cooperación surgiendo de esa forma sociedades de fomento, clubes, cooperadoras y cooperativas junto a las primeras formas de organización gremial agrupadas por oficio.

El espíritu de lucha de sus pobladores es el que da inicio al sentido de identidad y pertenencia al lugar, pues su trabajo cotidiano fuente de toda la riqueza, los conduce a ser el nervio motor del progreso del barrio, es que sus principios sientan sólidas bases para convertirlos en la esencia misma del emblema barrial que nos representa como el barrio de las calles románticas.

También en el año 2011 en el mes de mayo a pocos kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, en el partido de La Matanza, en Gregorio de Laferrere, los vecinos de esa localidad estuvieron de festejos, es que también ellos celebraron su centenario, evidentemente los dos hechos históricos se encuentran unidos por los negocios inmobiliarios del Dr. Pedro Olegario Luro; para comprender esta situación es necesario analizar su vida de donde se desprenden sus vínculos sociales, económicos y políticos.

Pedro Olegario Luro nació en l860, medico, estanciero , hombre de negocios y político fue director del banco de la Provincia de Buenos Aires, integrante del exclusivo Jockey Club Porteño, era hijo de Pedro Luro (cofundador de Mar del Plata junto a Peralta Ramos) y de Juana Pradere ,al morir su padre en 1890 junto a sus hermanos hereda una fortuna compuesta de campos con hacienda valudados en más de 40.000.000 de pesos de la época , su posterior casamiento con Arminda Belén Roca (sobrina del General Julio Argentino Roca) le permite vincularse con las familias de mayor poder económico de esos tiempos y poder administrar la herencia de su esposa Arminda (diecisiete mil hectáreas) que recibe de su padre Ataliva  Roca.  En campos que fueron adquiridos por suscripción en base a la ley de traslado de la frontera a la izquierda de los ríos  Negro y Neuquén en 1878 de acuerdo al plan para la conquista del desierto propuesto por el general Roca de tierras a conquistar nace la estancia San Huberto (vale mencionar que la forma en que los hermanos Roca enajenaron la tierra fue muy criticada en su momento por Domingo F. Sarmiento desde el periódico el Censor, al considerar que generaban grandes latifundios en perjuicio de los inmigrantes, que venían del viejo continente a trabajar la tierra, quienes finalmente terminaban arrendándoles los campos) y el primer coto de caza en el país con la incorporación  en el predio del ciervo colorado y el jabalí europeo,  en el mismo construye su residencia conocida como el castillo en el año 1911 (convertida en la actualidad en el “museo el castillo” declarado monumento histórico nacional, construcción de la que  también se cumplieron cien años),  en lo que es hoy una reserva provincial, conocida como Parque Luro en la Provincia de La Pampa.

Fue un representante de la generación del ochenta una minoría culta  y dominante que logró plasmar el proyecto de una Argentina agro-exportadora conocida como el “granero del mundo”, que solo enriquecería a una burguesía terrateniente y marcaría grandes desigualdades e injusticias sociales para quienes vivían de un trabajo asalariado, los que permanecían condenados a la inseguridad, la escasez  y casi siempre a la miseria; diputado de 1894  a 1897 por la sexta circunscripción de la provincia de Buenos Aires ,comienza a trabajar en el parlamento junto al legislador Gregorio de Laferrere  una relación  que luego se trasladará a otros ámbitos por muchos años . En 1898  se incorpora a la legislatura como diputado nacional, por la parroquia del Pilar de la Capital Federal en  su labor legislativa presidió la comisión de hacienda de la cámara de diputados, impulsó la provincialización de La Pampa, abrió el mercado de carnes a Francia,  tomó posiciones de carácter xenófobo contra los anarquistas e impulsó la creación del Puerto de Mar del Plata precisamente esta obra fue utilizada oportunamente a manera de publicidad  junto con  la rambla del Bristol y los trabajos de salubridad en esa ciudad, con el fin de atraer como un imán a futuros compradores de lotes de quintas puestos a la venta en cercanías al hipódromo de esa localidad, (de acuerdo a los planos de remate del año 1911)  por parte de la Sociedad Anónima Mar del Plata Jockey Club, de la cual el Dr. Pedro O. Luro era su tesorero.

En un país marcado por grandes conflictos sociales a principios del siglo veinte, en tiempos del liberalismo económico, en donde el sufragio no era secreto, el robo de urnas se convertía en algo frecuente y el fraude electoral era moneda corriente, la Unión Industrial Argentina temerosa del avance de los trabajadores organizados le solicita en el año 1899 al presidente Roca una ley para frenar las huelgas, este impulsó un proyecto de ley y de la pluma del senador Miguel Cané (el autor de Juvenilia) nace en 1902 la ley 4144 conocida como ley de Residencia (derogada en el año 1958) la cual expulsaba a los extranjeros indeseables (aquellos que participaban en actividades gremiales y políticas defendiendo los derechos de los trabajadores) sin juicio previo, violando de esa manera garantías constitucionales.

Esta ley no fue obstáculo para que las luchas sociales continuaran contra la opresión y la explotación en que se encontraba la clase obrera, en vísperas del centenario de la revolución de mayo, los trabajadores agrupados en la Confederación Obrera Regional Argentina (CORA) de orientación sindicalista y la Federación Obrera Regional Argentina (FORA) de tendencia anarquista deciden declarar una huelga general por tiempo indeterminado a partir del día 18 de Mayo, con el fin de derogar la ley de residencia y lograr la liberación de los presos políticos, convencidos de que la celebración del 25 de mayo, el gran acontecimiento de liberación nacional, debía conmemorarse con la conquista de mas libertad, lo que significaba el pleno ejercicio  de las libertades políticas para la clase trabajadora.

La respuesta del gobierno de Figueroa Alcorta (es conveniente aclarar que en 1930, siendo presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación le da validez legal al golpe de estado contra Hipólito Yrigoyen, al declarar al gobierno del general Uriburu mediante una acordada como “de facto” es decir de hecho, sentando de esa manera jurisprudencia para los futuros golpes civico-militares que sacudirían la vida política del país durante el siglo veinte), no se hizo esperar declara el estado de sitio, paralelamente y de acuerdo a los historiadores del movimiento obrero argentino desde la sociedad Sportiva Argentina, presidida por el barón De Marchi (yerno del General  Roca) se reunían miembros de las clases adineradas del país, intelectuales, empleados del gobierno y políticos entre ellos los diputados Pedro Luro, Carlos Carles y Juan Balestra, todos ellos concientes de su condición social se unían para defender sus intereses patrimoniales afianzando de esa manera el poder que ejercían en la sociedad y según las fuentes citadas anteriormente de allí partían los malones armados que a punta de fusil recorrían la ciudad a fin de atemorizar la población: resultado de ello y fruto de la barbarie son incendiados los diarios La Vanguardia, Acción Socialista, La Batalla y La Protesta junto a sus bibliotecas, obra de quienes creían poder fusilar o quemar las ideas, centenares de dirigentes son detenidos mientras los locales políticos y sindicales eran destruidos, con posterioridad es sancionada la ley de defensa social que profundizaba aún mas los alcances de la ley de residencia.

Los “niños bien” como se denominaba en aquel momento a los hijos de las familias acomodadas, eran los que llevaban adelante esos actos, pues incapaces de crear la vida se afirmaban sobre el mundo de la muerte, los mismos no tenían límites ni contemplación  alguna, de esa manera la carpa popular del circo de Frank Brown (recordemos  que de acuerdo  a los datos de historiadores barriales se afirma que su hijo fue presidente durante un `período de la Asociación Vecinal de Fomento los amigos de Villa Luro) ubicada en las cercanías de Florida y Cordoba  fue incendiada. El gran clown enciclopédico, acróbata, prestidigitador y malabarista Frank Brown, fué amado por el pueblo y temido por los políticos, una de las características de sus funciones era la de no cobrar entradas a las familias de escasos recursos, ese fue el detonante; pues la dirigencia política alarmada de que el centro de la ciudad se llenara de pobres, en momento en que la misma era visitada por personalidades ilustres y el hecho de que pudieran verlos o entrar en contacto con ellos, lo convirtieron en el motivo para llevar adelante este hecho vandálico.

La posición económica de Pedro Olegario Luro marcaba su vida, sus relaciones y sus acciones con miembros de la elite porteña crean una sociedad comercial que se llamó Compañía Inmobiliaria Franco Argentina, la misma estaba integrada además de Luro por el escritor y político Gregorio de Laferrere nacido en 1867, hijo de Alfonso de Laferrere un rico hacendado  de origen francés y Mercedes Pereda, entre sus obras literarias se destacan Locos de Verano, Jettatore, Las de Barranco etc., en el año 1892 se casa con Teodosia Ezcurra Leguineche (descendiente de una antigua familia de hacendados matanceros) finalmente el ultimo integrante de esta sociedad era el escribano Honorio Fidel Luque, quien dirigió varias sociedades anónimas, en 1866 ingresó al consejo directivo de los ferrocarriles de la Provincia de Buenos Aires. Esta sociedad realizó tres emprendimientos el hotel Empedrado en Corrientes, el balneario de Punta de Indio y el pueblo de Laferrere en 1911, este último surgió como una obra para una zona rural despoblada, pensado para el placer y descanso de las familias pudientes proyectando a tal efecto la construcción de chalets de los cuales los primeros veinte se construyen en 1913 siendo vendidos en subasta pública por el martillero Arturo Echegaray.

Con la compra de dos parcelas de 100 hectáreas dividas al medio por las vías del ferrocarril, las cuales fueron adquiridas a don Adolfo Schickendantz, dan inicio el 4 de mayo de 1911 (fecha considerada de fundación) al expediente 320 letra L del año 1911 solicitando al gobierno de la provincia de Buenos Aires la aprobación de las pruebas de agua y topografía para fundar un pueblo en el km 24,300 a la vera de la línea “G” del entonces denominado “ferrocarril compañía general de la provincia de Buenos Aires”, el 21 de agosto de ese año es aprobado el pedido sobre la potabilidad del agua, cumplida esa diligencia los interesados envían al gobierno provincial los certificados de propiedad de las tierras donde se edificaría el futuro pueblo, tres ejemplares del plano trazado por el ingeniero Antonio Carvalho así como la voluntad de escriturar a favor del fisco las reservas correspondientes a calles, avenidas, y ochavas, además manifiestan la voluntad de llamar al pueblo “Laferrere”, dentro de la traza del pueblo quedaría ubicado un terreno para una estación que es cedido a la compañía general de ferrocarriles de Buenos Aires.

El 30-3-1912 es bautizada la estación con el nombre del escritor y en mayo de 1912 fue habilitada la misma para todo tráfico, el 17-3-1913 es aprobado el trazado definitivo junto al plano del pueblo. La muerte de Laferrere en 1913, junto a los incumplimientos de la sociedad inmobiliaria franco argentina al no escriturar las reservas a favor del fisco, llevó al gobierno de la provincia de Buenos Aires a dictar una resolución con fecha 27-10-1921 desaprobando el plano del pueblo de Laferrere dejando sin efecto todo lo actuado, esta medida paralizó su crecimiento ya que impedía escriturar los solares que pudieran salir a la venta. Esta situación se mantuvo hasta el 29-8-1937 cuando se comienza a mover el expediente sucesorio  a pedido de los sucesores de los Sres. Laferrere, Luque y Luro, quienes a nombre de la Societe Fonciere de L Argentine lograron el levantamiento de la interdicción  el 26-10-1937 por lo que esa sociedad quedaba obligada  a “no cerrar las calles existentes, a proceder a la apertura de las proyectadas tan pronto como el poder ejecutivo lo exija y hacer entrega de las reservas para usos públicos” de esa manera se abre el camino para la concreción definitiva del pueblo, luego de veintiséis años de haberse presentado la solicitud, dando comienzo a lo que se llama la segunda fundación de Laferrere.

A partir de ese momento comienza un crecimiento sostenido, acompañado por el proceso de industrialización que vive el país durante los primeros gobiernos de Perón, lo que lleva al aumento de población en el partido de La Matanza, el 18-9-1973 por medio de la ley provincial 8100, Laferrere es declarada ciudad.

El nombre de Luro se encuentra presente en una avenida de la misma, algo similar ocurre con Honorio Luque con otra calle y  los tres fundadores se encuentran representados en el escudo de la ciudad  en su parte superior en forma de tres semisoles o de  tres estrellas incompletas ya que no tienen cristalizada su obra,, también en el mismo y sobre una franja de tierra negra se implanta el tintero  con la pluma del escritor Gregorio de Laferrere acompañando a la misma un color amarillo nostálgico evocativo de la figura de Carola Lorenzini, finalmente un fondo verde se simboliza la potencialidad ecológica de la zona y en su parte inferior se representa al río matanza junto a las iniciales P.L. que expresan Pueblo Laferrere. La autoría del citado escudo pertenece al historiador Alfonso Corso.

A lo largo de su historia, con la participación y esfuerzo de su población lograron concretar el nacimiento de diferentes instituciones creando de esa manera las base del desarrollo de la zona, entre las mismas se destaca el club social y cultural Deportivo Laferrere  de gran popularidad y poder de convocatoria en el futbol del ascenso, estos hechos nos llevan a pensar que las historias barriales tienen una característica y es que se entrecruzan , superando en ese sentido las barreras  y limites municipales de mero carácter administrativo, como en este viaje en la historia de Villa Luro a Laferrere, en donde las barriadas nos demuestran desde sus comienzos mas humildes, como adoptaban como propios los nombres de las estaciones del ferrocarril  ( designadas lógicamente por las autoridades políticas de aquellos tiempos), pasando en un primer momento a ser utilizadas por el pueblo como un simple punto de referencia geográfico y que luego con el transcurrir de los años surgiría ese  momento en que al concluir el tiempo del miedo y nacer la esperanza de un cambio social,  esas mismas construcciones ferroviarias serían  convertidas en símbolos del lugar, a la luz  de las entidades barriales nacidas y consolidadas democráticamente por sus vecinos, generadoras del auténtico sentimiento de amor al barrio y autoras del desarrollo de profundas raíces solidarias que al entrelazarse entre sí, se transformaron en nutrientes de vida para la sociedad.

 


Jorge Luis Santiso
Junta de Estudios Historicos de Villa Luro


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