Como ya es habitual y reforzando la tarea que realizan durante todo el año sirviendo todas las noches la cena desde su Comedor Comunitario a las más de doscientas personas que se acercan cada día, el Servicio Social del Santuario de San Cayetano de Liniers realizó en la noche de ayer su famosa cena de Nochebuena, que se hace con las donaciones que hacen vecinos y comerciantes del barrio y que está destinada a los que menos tienen, desempleados, jubilados , personas en situación de calle y todo aquel que por diferentes motivos se encuentre solo y necesitado.
Pero este año algo inesperado sucedió, el Presidente de la Nación recién asumido en su cargo, Alberto Fernández, prefirió, en lugar de quedarse junto a su familia en la quinta presidencial de Olivos, dar una señal muy profunda de humanidad y acercarse a nuestro barrio de Liniers, a la calle Cuzco 176 y compartir con los más humildes de todos, esta noche tan especial cuando los católicos del mundo festejamos el nacimiento de Jesús. Así de manera sorpresiva, ya que solo había comunicado su decisión al Padre “Toto”, el párroco del Santuario, quien al dar su discurso de bienvenida y bendición preguntó a los más de seiscientos comensales si aun había lugar en sus mesas para alguien más, a lo que todos respondieron afirmativamente y en ese momento anunció la visita del Presidente, quien recorrió todas las mesas y saludó y habló con todos en un encuentro realmente fraternal.
El Presidente asistió con su pareja Fabiola Yánez y el Jefe de Gabinete Santiago Cafiero.
También sabían de ésta visita los Curas Villeros con quienes el Presidente tiene una relación muy cercana y a quienes prometió, en la campaña electoral, combatir el hambre y la droga, problemas graves que afectan a millones de argentinos y que si bien siempre existieron, en los últimos cuatro años con las políticas neoliberales que aplicó el macrismo se acrecentaron enormemente.
Alberto Fernández también envió un mensaje a través de sus redes sociales: "La Navidad nos invita a reflexionar sobre el otro, que es también una reflexión sobre nosotros. Esta Navidad los invito a tenderles la mano a quienes sufren y, entre todos, construir la Argentina que soñamos. Felicidades para todos y todas".
Una buena señal que ojalá augure mejores tiempos para nuestro país, con gobernantes empáticos con los más necesitados, que no se aíslen en sus lujosas mansiones y sobre todo que no incentiven el odio, el racismo, ni la meritocracia.
Redacción Línea Oeste
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