El miércoles 1° de marzo, el Presidente Alberto Fernández, habló en el inicio de las sesiones ordinarias 2023 del Congreso y fue muy bien recibido por la mayoría del Frente de Todos e incluso por dirigencias y bases del oficialismo.

Durante el mismo, enfatizó sobre la gravedad institucional del intento de asesinato a Cristina Fernández de Kirchner, sobre todo, por su carácter de Vicepresidenta y el peso institucional que esto conlleva y el pedido al Poder Judicial para que investigue como se debe y llegue a autores intelectuales y financiamiento del grupo que llevó adelante el intento de magnicidio. 

En un segundo tramo, realizó el balance de los logros de su mandato. En esa oportunidad cargó contra los medios concentrados de comunicación y el ocultamiento que los mismos hicieron sobre los éxitos de la gestión en estos casi 4 años.

Ahora bien, en un año electoral y con las dos fuerzas con opción de poder tan cerca en las mediciones, todo hace pensar que la campaña va a ser encarnizada y sin tanta rigurosidad y con ciertos datos, que podrían desarmar los discursos pensados para tal fin.

Si tomamos como ejemplo el último año, luego que se abriera el aislamiento obligatorio a causa de la pandemia, que generó claramente un enfriamiento de la economía, caída del consumo y hasta cierre de comercios y pequeñas empresas que no pudieron sostener actividades, vemos que, según el Instituto Nacional de Estadística y Censo, la economía tuvo un crecimiento del 4.8% de diciembre del 2021 a diciembre del 2022.

Pero este crecimiento económico, no se refleja linealmente en las microeconomías o en la casa de los trabajadores que generaron ese crecimiento citado por el Instituto Nacional De Estadística y Censo. El mismo organismo se ocupó de realizar un informe que arrojó que: el 7.1% de la población total del país se encuentra desocupada y que lo que creció fue el empleo informal o “en negro”. Solo el 47.6% de la población se encuentra en condición de “Población Económicamente Activa”, y muchos de los hogares se sostienen con un solo ingreso.

También desde otras organizaciones dedicadas a medir ingresos y pobreza, como el Observatorio Social de la Universidad Católica Argentina, aportaron datos para el análisis. Este Observatorio, en su último informe aseguró que: el índice de pobreza en el tercer trimestre del año 2022 trepó al 43.1% contra el 42.4% de julio/septiembre de 2021.

Además, la indigencia, entendida esta como los pobres cuyos ingresos no alcanzan para garantizar el mínimo de alimentos que se requieren para vivir, llegó a la alarmante cifra del 8.1%.  

Dentro de este contexto, la inflación del 2022 que muestra el informe proporcionado por el Instituto Nacional De Estadística y Censo fue del 94.8% y la canasta de alimentos subió un 103.8%, lo que sitúa a toda familia que tenga ingresos menores a 152.000 pesos, debajo de la línea de pobreza y con ingresos menores a 67.000 pesos, en la indigencia.        

Ahora bien, en esa dirección, el Presidente Alberto Fernández, también mencionó, que falta muchísimo en materia de redistribución del ingreso, reducción de la inflación y de la desigualdad social y la pobreza e indigencia. Ahí se encuentra la disputa política y los modelos de país que pugnan en la próxima contienda electoral, al menos en lo discursivo.

O sea, existe un crecimiento económico del Producto Bruto Interno, que se encuentra en el orden del 4.8% pero, al no distribuirse de manera equitativa, ese porcentaje engrosa las arcas de los sectores más concentrados de la economía y no se reflejan en mayor capacidad de consumo o bienestar de la población más perjudicada. 

Por último, hizo una fuerte crítica contra La Corte suprema de Justicia de La Nación y al funcionamiento del Poder Judicial. En este punto, observó la parcialidad manifiesta a favor de actores de poder político y económico. Ratificó también, el pedido de juicio político a La Corte, que presenciaban el discurso presidencial en el mismo recinto.

Volviendo al contexto de año electoral y campañas encarnizadas, es preciso y urgente hacer que los discursos que confrontan con el poder económico y reflejan los intereses populares, coincidan con políticas de Estado que las garanticen, de lo contrario y en un no muy amplio abanico de ofertas políticas, seguiremos votando un mal menor y no un proyecto de país.

Emiliano Beis