Linea Oeste

La inolvidable Tita Merello en el Cine el Plata

21/06/2015
La inolvidable Tita Merello en el Cine el Plata

La   Dirección   General   de Museos,  dependiente  del Ministerio de Cultura, anuncia que se proyectará el documental Merello x Carreras en Cine El Plata, Av. Juan Bautista Alberdi 5751, en el barrio de Mataderos, los domingos 7, 14, 21 y 28 de junio a las 18 hs. con la presencia de su directora, Victoria Carreras.

Entrada libre y gratuita. Las entradas se retiran por boletería una hora antes de la función. Merello x Carreras es un documental construido a partir de archivos fílmicos inéditos: Tita en la intimidad familiar y en su última actuación en público.

Cuando  ví  a  Tita  Merello  por primera vez yo tenía cuatro años. Corría el año 1970 y ella se reunía con su director, Enrique Carreras, mi padre, en el living de nuestra casa.

Con mi hermano espiábamos a “la gran actriz que no debíamos molestar” a través de un biombo, tratando de sobornar a su perro "Corbata" con una galletita. No logramos separarlo de su dueña."Corbata" como Tita, era de "pocas pulgas.

Siendo una adolescente, debuto como actriz en la obra “Para alquilar balcones” que fue el último espectáculo en el actuó Tita Merello. Como atestigua la función filmada, la gran estrella de 80 años que no conocía el ocaso, seducía a su público. Incluso cuando ironizaba con un rosario de “malas palabras” o cuando monologaba a cerca del cuerpo del hombre, daba lecciones de vida con picardía y garbo.

La   gran   estrella,   la   mujer controversial,   la   que   se   había enamorado una sola vez en la vida, la  que  temía  ser  olvidada  pero insistía en su soledad, adoptó a mi familia como su familia sustituta. Desde  entonces  se  instaló  cada domingo   en   casa,   durante   los almuerzos.  Hubo  largas  charlas, caminatas, confesiones. Mi madre, Mercedes,   también   actriz,   en aquella época muy joven con sus

cuatro hijos, la admiraba, tenía una actitud cariñosa y tolerante con ella. Le pregunto ahora, si no sintió la invasión de esa Merello que le exigía cuidados y cariño incondicional.

Por aquellos años Tita empezó a despojarse de sus cosas y yo guardé todos sus regalos. Libros, collares, vestidos y su ropa interior… Fue en esa época, cuando Tita tomó la decisión de no dejarse filmar ni fotografiar nunca más.

En Agosto de 1995 estaba por nacer mi hija Carolina, y mi padre padecía la fase terminal de un cáncer. La Merello t enía conciencia, como toda mi familia, que ése era un almuerzo de despedida entre ella y Enrique. Entonces ocurrió algo inesperado. Tal vez por esa empecinada actitud de Tita de hacerle frente a la vida y a la muerte, ese mediodía sorpresivamente me llamó y me dijo: "Victoria, filmá".

Sin más, prendí la cámara, acaté su orden y registré para siempre a una Tita de entre casa. La consejera, la que peleaba con mi abuela, la que decide retirarse de la exposición pública. La que se hacía tomar la presión para que la tocaran y acariciaran, la que nos reunía en torno a la mesa para contarnos sus anécdotas, la que flirteaba en broma con mi cuñado, la que tiraba las cartas pero se confiaba a Dios, la que pasaba largas horas charlando de cine y de teatro, la que amparaba a mi madre en su trance más difícil mientras despedía al último de sus directores, quien supo ser su amigo.

La que le hablaba a mi hija recién nacida: “Alguna vez te van a mostrar una foto y te van a decir…esta mujer dijo que vos ibas a ser nena… Vos conociste a esa loca Merello que creía que el mundo podía ser mejor…

 


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